Eusebio de Cesarea, el pionero en contar la historia de la Iglesia

Copérnico es el padre de la astronomía moderna. Cuvier de la paleontología. Hérodoto de la historia. Hipócrates de la medicina moderna. Mendel de la genética. Grandes nombres sin los cuales el desarrollo de la humanidad no hubiera sido el mismo. 

Pues voy a referirme a otro “padre”, el pionero en intentar construir la intrincada y fascinante historia de la Iglesia durante sus primeros y convulsionados tres siglos de existencia. Estoy hablando de Eusebio de Cesarea. 

Textos de Historia de la Iglesia: enero 2008

El hombre 

Nacido probablemente en Cesarea de Palestina alrededor del año 263. Discípulo e íntimo amigo de Pánfilo de Cesarea, presbítero, teólogo y fundador de la mítica biblioteca de esa ciudad, quien fuera martirizado en el año 309. 

No es mucho lo que se conoce de los primeros años de su vida, pero es indudable que ese tiempo estuvo signado por la persecución sufrida por los cristianos en tiempos del emperador Diocleciano, la más sangrienta que padeció la Iglesia de parte del Imperio Romano. El propio Eusebio conoció la prisión por la misma época que su maestro fue asesinado, pero el haber logrado escapar después de un tiempo indicaría que procedía de una familia con cierta influencia. 

Es ordenado obispo de Cesarea contando con unos cincuenta años, y como tal participó en el Concilio de Nicea, ocupando el primer asiento a la derecha del emperador Constantino, al que tenía en alta estima, siendo Eusebio el encargado de pronunciar el discurso inaugural. 

En lo tocante a la cuestión arriana, encontramos en él una postura intermedia: defiende la divinidad del Hijo, pero rechaza la fórmula homoousios[1], la cual será confirmada en el Concilio de Nicea. Con posterioridad al Concilio se vio envuelto en varias polémicas en torno a los alcances del arrianismo en la iglesia, siendo de las más destacadas la que mantuvo con el Obispo de Antioquía Eustaquio, a propósito de la exégesis de Orígenes[2] respecto a las escrituras y su interpretación, entendido desde el lado de Eustaquio, que reprochaba a Eusebio haberse alejado de la fe de Nicea, como el origen teológico de la herejía arriana. Finalmente un sínodo realizado en Antioquía condenó al Obispo, que fue depuesto, a pesar de la oposición del pueblo. Ante esta situación, Eusebio recibió la propuesta para ocupar el cargo de Obispo de la ciudad, pero declinó el ofrecimiento. 

Murió en Cesarea entre los años 339 y 340. 

Sus escritos 

A diferencia de otros escritores de su tiempo e incluso posteriores, se ha conservado un porcentaje bastante importante de su producción literaria. 

Sin duda que su obra más significativa, además de la Historia Eclesiástica, es la Crónica. Escrita alrededor del año 303 y ampliada posteriormente, se trata de un compendio de historia universal que se inicia en la vida de Abraham y llega hasta el tiempo del autor. Se extiende hasta el año 325, y busca demostrar la antigüedad de la religión judía, de la que el cristianismo representa una continuación. El original, escrito en griego, se ha perdido. Debemos, sin embargo, a la escuela bizantina la reconstrucción de esta obra de indudable valor histórico a partir de diversos extractos. 

Su pensamiento doctrinal está en líneas generales muy emparentado con el de Orígenes, del cual es absolutamente deudor. 

Indudablemente influenciado por la época que le tocó vivir, muchos de sus escritos históricos abordan en detalle la cuestión de los mártires cristianos. También escribió tratados dogmáticos, exegéticos y apologéticos. 

La Historia Eclesiástica 

Se trata sin duda de un documento fundamental que ha cimentado el trabajo de los historiadores e investigadores posteriores. 

No es Eusebio un pensador brillante ni profundo, y su prosa por momentos resulta monótona. Sí es indudablemente un estudioso infatigable de inmensa erudición, cuyo objetivo ha sido hacer un balance de los siglos iniciales del cristianismo. Si bien se trata de algo imposible de establecer, sin duda son muchos los acontecimientos de los comienzos de la historia eclesiástica que fueron salvados del olvido por el autor. La amplia variedad de documentos a los que el autor recurrió en ese momento hoy no existen, y es aquí donde también debe ser valorado el aporte del escritor a las generaciones que le sucedieron. 

La historia encuentra en la narrativa de Eusebio un matiz cristocéntrico, a partir de relatos que enfatizan el amor y la misericordia de Dios por sus hijos. No se trata solamente del suceso, sino de la fuerza y la intención divina detrás del hecho. 

Notamos en esta obra un claro fin apologético, donde el triunfo del cristianismo sobre el Imperio que lo combatió y persiguió aparece como una prueba concluyente de su origen divino. Lo que puede achacarse a Eusebio con un rigor quizá excesivo fomentado por los siglos de distancia es el escaso conocimiento que muestra a propósito de lo que ocurría en occidente. 

Estos son los puntos más salientes sobre la vida y obra de Eusebio de Cesarea, el padre de la historia eclesiástica, el pionero en la maravillosa y necesaria vocación de tratar de contarle al mundo de este sacramento universal de salvación, humano y divino a la vez. 

Un camino de siglos donde las luces, contrariamente a lo que muchos quieren hacer creer, son muchísimo más grandes que las sombras. Gracias a Dios, por medio de Cristo y por obra y gracia del Espíritu Santo. 


[1] Este término se compone de hómos (igual) y ousía (substancia). Cristo es consubstancial con el Padre, es decir, de la misma sustancia que Dios Padre. A favor del rechazo que Eusebio y otros escritores y teólogos de la época muestran ante esta expresión debe tomarse en cuenta que fue utilizada en su momento por los valentinianos, una de las tantas variedades de sectas gnósticas surgidas en el transcurso del siglo II. Lo que proponían con este concepto era la consubstancialidad de los hombres como seres materiales con el diablo y los ángeles consubstanciales con Cristo. 

[2] Para una mayor comprensión de esta polémica, es necesario tener en cuenta que Eusebio destinó mucho tiempo, principalmente aprovechando los textos de la mencionada biblioteca de Cesarea, para estudiar las obras de Orígenes, que influyeron en él para escribir la “Apología de Orígenes” en distintos volúmenes, con la colaboración, al menos en los primeros libros, de Pánfilo.

Mariano Torrent