Fragmento de mi libro Habitó entre nosotros (2019), con algunos agregados posteriores.
Otra cuestión histórica no exenta de polémica es la fecha en la cual Jesús nació. Son muchas las voces que se alzan contra el día en que los cristianos (y no cristianos también) celebramos la Navidad.
Por caso, los Testigos de Jehová no festejan la Navidad bajo el argumento de que no hay pruebas de que Jesús naciera el 25 de diciembre, y que, «según el Diccionario del cristianismo, esta fiesta fue “instituida en Roma hacia 330” de nuestra era, más de dos siglos después de la muerte del último de los apóstoles»[1].
Antes de referirnos a las pruebas a favor del 25 de diciembre como fecha de nacimiento de Cristo, quiero abordar la cuestión de que la fiesta fue “instituida en Roma hacia 330”. La referencia al año 330 muy probablemente se trate de una confusión generada porque la primera mención de la Navidad celebrándose un 25 de diciembre aparece en el Calendario Filocaliano[2], compuesto en Roma en el año 336. Pero esta mención en realidad lo que demuestra es que la costumbre ya estaba vigente en Roma por aquel tiempo, no necesariamente que haya empezado a celebrarse en el año que es mencionado.
Contrariamente a lo que señalan las denominaciones que descreen de la fecha de la celebración de la Navidad, existe una antiquísima tradición, que data casi desde el siglo primero, que ubica el nacimiento del Salvador en esa fecha[3].
Actualmente, gracias a los documentos de Qumram, podemos decir con precisión que Jesús nació un 25 de diciembre[4].
Vamos por parte: Si Jesús nació un 25 de diciembre, la concepción virginal ocurrió nueve meses antes, fecha en que los calendarios cristianos sitúan la anunciación del Ángel Gabriel a María. Sabemos por el propio Evangelio de Lucas que exactamente seis meses antes Isabel había concebido a Juan el Bautista. Nuestra Iglesia no tiene una fiesta litúrgica para tal concepción, en cuanto que las antiguas Iglesias del Oriente la celebran entre el 23 y el 25 de septiembre, seis meses antes de la Anunciación a María, fechas consideradas durante largo tiempo como imposibles de verificar históricamente.
Pues parece que lo inverificable se puede comprobar. Es precisamente de la concepción de Juan que debemos partir. El Evangelio de Lucas se abre con la historia del matrimonio de ancianos, Zacarías e Isabel, resignados a la esterilidad, una de las peores desgracias en Israel. Zacarías pertenecía a la casta sacerdotal, y estando de servicio en el templo de Jerusalén, tuvo la visión de Gabriel (el mismo ángel que seis meses después se presentará a María, en Nazaret) que le anunciaba que, a pesar de la edad avanzada, él y su mujer habrían de tener un hijo, al que deberían llamar Juan y sería “grande delante del Señor”. Lucas tuvo el cuidado de precisar que Zacarías pertenecía a la clase sacerdotal de Abías y que cuando tuvo la aparición “oficiaba en el turno de su clase”. Aquellos que en el antiguo Israel pertenecían a la casta sacerdotal estaban divididos en 24 clases que, turnándose en orden inmutable, debían prestar servicio litúrgico al templo durante una semana, dos veces por año. El clan al que pertenecía Zacarías, el de Abías, era el octavo en el elenco oficial. Pero, ¿Cuándo caían sus turnos de servicio? Nadie sabía. Pues bien, utilizando pesquisas desarrolladas por otros especialistas y trabajando sobre todo en los textos encontrados en la biblioteca de los esenios de Qumram, el enigma fue revelado por el profesor Shemarjahu Talmon, el cual enseña en la Universidad hebraica de Jerusalén. Sí, un profesor judío cuya investigación favorece una fecha histórica del cristianismo. El docente logró precisar en qué orden cronológico se sucedían las 24 clases sacerdotales. La de Abías prestaba servicio litúrgico en el templo dos veces por año, como las otras, y una de esas veces era en la última semana de septiembre. Por tanto, era verosímil la tradición cristiana oriental que sitúa entre el 23 y el 25 de septiembre el anuncio a Zacarías. Pero tal verosimilitud se aproxima a la certeza porque, estimulados por el descubrimiento del profesor Talmon, los estudiosos reconstruirán el hilo de aquella tradición, llegando a la conclusión que ella provenía directamente de la Iglesia primitiva judeo-cristiana de Jerusalén.
Una cadena de eventos que se extiende a lo largo de 15 meses: en septiembre, el anuncio a Zacarías y en el día siguiente a la concepción de Juan; el marzo, seis meses más tarde, el anuncio a María. Con este último evento llegamos justamente al 25 de diciembre, día que, por tanto, no fue fijado al acaso. Detalles aparentemente inútiles, a los que ningún exégeta prestaba atención, como la clase sacerdotal a la que pertenecía Zacarías muestran de repente su razón de ser, o su carácter de señal de una verdad escondida pero precisa.
«Algunos cuestionan la probabilidad de que el nacimiento tuviera lugar en invierno en Belén. Esto no sería probable, dado que se nos dice que durante el invierno las ovejas no están en el campo, sino en los rediles para protegerse del frío. Sin embargo, existen bastantes evidencias de que no se permitía que las ovejas vagasen por el campo en invierno, pero que alrededor de Belén esto era permisible. Además, como los inviernos suelen ser suaves, la temperatura no sería un problema. Por lo tanto, los pastores pudieron estar perfectamente cuidando de sus rebaños en un diciembre o un enero poco fríos, cuando el anuncio de la hueste angelical les llevó a visitar al bebé en una cueva de Belén»[5].
Hay otro detalle a tener en cuenta, que tiene que ver con los rebaños, los cuales se diferenciaban en tres tipos: los compuestos sólo de ovejas de lana blanca, consideradas puras y que después de pastar volvían a entrar en el redil en el centro de las poblaciones; los que estaban formados por ovejas de lana en parte blanca y en parte negra, que por la tarde entraban en rediles dispuestos a las afueras de las poblaciones; y las ovejas de lana negra, consideradas impuras, que no podían entrar ni en las ciudades ni en los rediles, y debían permanecer a la intemperie con sus pastores en cualquier periodo del año. El Evangelio indica que los pastores hacían turnos de guardia, lo que indicaría una noche larga y fría, propia del contexto invernal[6].
Voy a transcribir algo más acerca de los pastores: «Belén era región de pastores. Lo había sido muchos siglos antes cuando David fue arrancado de sus rebaños para ser ungido por Dios como rey y guía del pueblo de Israel. Pero este glorioso precedente no había influido en la fama que los pastores tenían en tiempos de Cristo. Un pastor era entonces un ser despreciable, de pésima reputación. En parte la suciedad a que les obligaba el hecho de vivir en regiones sin agua, en parte su vida solitaria y errante, les habían acarreado la desconfianza de todos. Si no les fuésemos necesarios para el comercio -comentaba un «hombre de la tierra» que logró llegar a rabino- nos matarían. No dejes - decía un adagio de la época - que tu hijo sea apacentador de asnos, ni conductor de camellos, ni buhonero, ni pastor, porque son oficios de ladrones. Esta creencia hacía que los fariseos aconsejasen que no se comprase leche ni lana a los pastores, porque había gran probabilidad de que fuera robada. Y los tribunales no aceptaban a un pastor como testigo válido en un juicio. Es a estos hombres a quienes Cristo elige como testigos de su nacimiento»[7].
[1] ¿Por qué los testigos de Jehová no celebran la Navidad? En internet: https://www.jw.org/es/testigos-de-jehová/preguntas-frecuentes/por-qué-no-celebran-la-navidad/
[2] Se trata de un manuscrito romano ilustrado que contiene una colección de documentos históricos reunidos en el año 354, tales como listas de reyes, dictadores y emperadores romanos de aquella época, además de, por ejemplo, una descripción topográfica de Roma por aquellos años.
[3] José Luis Martín Descalzo: Vida y misterio de Jesús de Nazaret, I. Los comienzos. Ed. Sígueme. Salamanca. 1987.
[4] El punto de partida de este apartado puede encontrarse en: Jesús nació verdaderamente el 25 de diciembre – Vittorio Messori. En internet: https://laverdadofende.blog/2017/12/25/jesus-nacio-verdaderamente-el-25-de-diciembre-vittorio-messori/
[5] H. W. House, T. J. Demy: Respuestas a preguntas sobre Jesús. Editorial Portavoz. EEUU. 2011.
[6] ¿Por qué la Navidad es el 25 de diciembre? En internet: https://www.primeroscristianos.com/por-que-navidad-es-el-25-de-diciembre/