Meditaciones de Cuaresma, Día III

Si los humos prestados del triunfo también saben ser una trampa, ejercitemos - con las pretensiones descalzas - la vulnerabilidad del fracaso.

¿Acaso el Señor, a los ojos del mundo, no cayó derrotado al morir en la Cruz como el peor de los delincuentes? Pasa que no tiene buena prensa dar la vida por los demás, porque se nos publicita un horizonte sin luchas donde la entrega y la caridad resultan signos de contradicción.

Ante tanta novedad a medida, que la elección no sea otra que escuchar a diario la voz del Único que puede fortalecernos con sus Palabras de Vida Eterna.

Mariano Torrent,

#MeditacionesdeCuaresma, Día III